LAS DOS SIMIENTES
El capitulo uno de Mateo nos hace una recapitulación
de las 42 generaciones que tuvieron que pasar para el cumplimiento de las profecías referentes al nacimiento sobrenatural de Cristo.
Gen 22:18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
Mateo 1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos... Mat 1:16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
Mateo 1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos... Mat 1:16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
LA SIMIENTE DE LA TIERRA
Si analizamos detenidamente podremos notar que para el
desarrollo de las 42 generaciones establecidas, fue necesario que cada varon
depositara su semilla o simiente (semen) en su mujer, para el nacimiento de
aquel que seguiría con dicha descendencia hasta Cristo.
Antes de José, todas las semillas dieron como
resultado hombres imperfectos, incapaces de producir vida, luz y redención a la
humanidad.
LA SIMIENTE DEL REINO
Otro aspecto interesante que podemos notar en dicha
genealogía, es que José no tuvo que vertir su semilla humana para el
cumplimiento de la profecía acerca del nacimiento de Cristo, y de igual forma
es contado entre la descendencia mesiánica.
UN MISTERIO
Aquí hay un misterio, ya que para el nacimiento del
mesías solo bastó la semilla del reino puesta de forma sobrenatural por el
Espíritu Santo en María.
EL FRUTO DE NUESTRA SEMILLA
Mateo 7:16 "Por
sus frutos los conocerán"
En cada Cristiano existe la capacidad de generar una
semilla humana (La carne) o una espiritual.
Mateo 26:41... el espíritu a la
verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
LA SIMIENTE DE LA CARNE
La semilla que sale de nuestra carne, es aquella
producida por nuestra naturaleza adámica que aún está en nosotros de forma
temporal, y que debe estar sujeta al Espíritu. Ejemplo: El temor, las
limitaciones humanas, la rebeldía, el odio, el hablar mal, el chisme, la
incredulidad, el orgullo, la mentira... Esta semilla trae como fruto muerte y
condenación.
CRISTO LA SEMILLA DEL ESPIRITU
En la parábola del sembrador Dios revela que la
semilla del Reino es la palabra. Cristo es la palabra (verbo) hecha carne; lo
que nos deja claro que la semilla que debe salir de nuestro espíritu es Jesús,
a quien por fé recibimos. Entonces cada vez que pensamos, hablamos y actuamos
como El, nuestra simiente dará como fruto vida y luz al mundo.
JOSÉ MARCÓ DIFERENCIA
A diferencia de los demás hombres que hacen parte de
la genealogía del mesias, Dios hizo renunciar a José a vertir su simiente
carnal para que el mundo pudiera ver la luz, a través de la semilla del reino
(Cristo) sembrada por el Espíritu Santo.
Dios nos insta hoy a seguir el ejemplo de José, para
que nuestras acciones y palabras sean semillas que produzcan la vida de Cristo
en nuestro mundo. Renunciemos a vertir nuestras pasiones, deseos y limitaciones
humanas como semillas que frustran nuestro llamado, y dañan a otros.
Nuestra vida y ministerio es el fruto de la semilla
que estamos sembrando, en nuestras vidas y en la de los demás.
QUE CLASE DE SEMILLA ESTOY REGANDO?
Responde en tu interior las siguientes preguntas, y el mismo Espiritu Santo
te hará saber, si la semilla que estás sembrando está produciendo maldición o
vida.
Estoy viviendo una vida sobrenatural?
Perdono a quien me ataca?
Amo a mi enemigo?
Honro a mis padres?
Me sujeto a las autoridades terrenales?
Mi ministerio crece?
Me parezco a Cristo?, gano almas parael Reino?
Mis discipulos se parecen a Cristo?
Ejerzo autoridad sobre el pecado o el pecado me
domina?
Satanás tiembla ante mí o yo tiemblo ante él?
Mi familia me ve como un ejemplo?
Soy prospero en todas las áreas de mi vida?
Me creo superior a otros?
Mis finanzas son el reflejo del Reino?
En ocasiones miento?
1 Juan 2:6 El que dice
que está en él, debe andar como él anduvo.
0 comentarios:
Publicar un comentario